En mitad de la crisis sanitaria que nos metió a todos en casa en el año 2020, la necesidad de solidaridad, contacto, hermandad y mirada común se hicieron hizo patentes entre todos los oficios, y también en el nuestro: el de libreras y libreros.
A principios del verano de 2020, 29 librerías irreductibles ahora y siempre al invasor, nos unimos para poner en marcha el Gremio de Librerías de Sevilla: 29 nombres, estilos y espíritus diferentes, pero a los que con mirarnos a la cara se nos nota que salimos de la misma raíz del mismo árbol.
En este año todos aprendimos a ser digitales y virtuales, y por eso reivindicamos también el espacio físico: la librería es ese lugar a pie de calle donde uno llega andando y entra en la dentro de la tienda (y a veces suena una campanita). Aunque ahora también llegue andando por callejuelas digitales y entre dentro tecleando uvedobleuvedobleuvedoble punto libreria-tal-y-cual punto com.
Este año nos reafirmamos como libreras y libreros, y no como gente que vende libros. Que seleccionamos y recomendamos, que conocemos cada novedad que llega, y la que no conocemos la buscamos. ¿O es que alguna vez alguien ha visto una librera o un librero no vocacional?
Este año nos confirmamos como diversos y variados, y en el que cada librería de Sevilla y sus pueblos es reflejo de la personalidad de las personas que la gestionan.
Este año nos sorprendimos siendo flexibles, seguros, adaptables, resistentes, supervivientes, cambiando los horarios, las costumbres, las presentaciones, las actividades… y aquí seguimos.
Este año nos descubrimos solidarios y recordamos que cada librería de Sevilla tiene veintitantas librerías amigas en la provincia a las que pedirle un libro, un consejo, un favor, una mano.
Este año en que, en definitiva, nos volvimos más humanos que nunca, y la gente no deja de decirnos que, aparte de comprar libros, “les gusta venir a la librería”.
Porque, como decía un veterano y recordado librero sevillano, amamos a los libros sobre todas las cosas, y a las lectoras y los lectores por encima de ellos.
¡Larga vida a las librerías de Sevilla!